Por: Guadalupe Rodríguez

Ayer concluyeron nueve días de actividad por el Festival La Nao Acapulco. Y el cierre con la jarocha Yuri en el zócalo ante miles de espectadores fue la cereza del pastel, la Nao por primera vez tiene todas las características de un festival identitario en Acapulco.

Existe mucha polémica por los puristas que critican la falta de protocolos fastuosos que originalmente distinguían este festival. No se vió a embajadores de China ni cónsules honorarios de países orientales. Y si vinieron, no se supo.

Excepto en la inauguración, los eventos no pecaron de excesivos políticamente con discursos superfluos y retóricas fuera de lugar, la presidenta municipal Abelina López entendió que lo que el público quiere es divertirse y el público supo sin lugar a dudas que la responsable bueno o malo era la presidenta, sin más.

¿El festival fue Internacional La Nao? Definitivamente el concepto del festival que se vivió en esta ocasión en uno de los que menos se apegaron al formato original pero uno de los más exitosos. ¿Por qué? Porque exploraron y explotaron lo popular y lo combinaron con calidad en el contenido, variedad y abrieron múltiples espacios. La Nao 2022 brilló porque fue inclusivo, diverso como los acapulqueños somos; un crisol de posibilidades.

Susana Baca, Vivir Quintana y los Aguas Aguas en el escenario juvenil con público específico quedó satisfecho. Por otro lado en las sedes itinerantes Los Del Sabor, Lado obscuro y la Luz Roja de San Marcos y en el escenario principal Acapulco Tropical de Walter Torres cumplieron a un público bullanguero. Una programación variada en todos los escenarios; teatro, danza, performance, se escuchó jazz, reggae, rock, chilenas, fusión, agrupaciones consolidadas con nuevos talentos locales. Y entre uno y otro los menos conocidos provenientes de otros países y ciudades que encajaban en el concepto de festival.

Quizá los menos visitados pero queda en el tintero para la próxima edición fueron las exposiciones de artes plásticas y los conversatorios. Aunque El Fuerte de San Diego tuvo la visita de grupos escolares organizados, seguramente con mayor difusión se habrían llenado y más público habría disfrutado ese cartel. La exposición inmersiva de Sofía Bassi sin duda merecía ser abarrotada. Los conversatorios al no ser tan por natura masivos bien pudieron transmitirse en vivo y llegar a más gente que en otras latitudes aprecia esa transmisión de conocimiento.

La Nao que zarpó en 2022 deja a la Nao 2023 – año electoral, dicho sea de paso- una meta alta, deberá el equipo responsable perfeccionar su curaduría, aprender más de logística, afinar su difusión. “Tejer fino” si quieren tres ediciones más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

es_ESSpanish